Más allá de la piel. 

“Descubrir una realidad desconocida de nosotros mismos. Encontrarnos en el silencio. Mi trabajo encarna la tensión entre fragilidad y fortaleza. En un espacio para habitar la ambigüedad y abrazar la complejidad.”

Perfil

"Mi práctica artística es una profunda búsqueda de la identidad, el autodescubrimiento y nuestra conexión con la naturaleza. A través de medios mixtos como dibujo, pintura y escultura, investigo quiénes somos más allá de la materia, explorando lo intangible y lo esencial que nos define. Esta reflexión me lleva a pensar en los ejes que nos sostienen, como la columna vertebral, que nos permite movernos y avanzar, y los troncos de los árboles, símbolos de vida, permanencia y conexión con la tierra. Ambos, tanto la columna vertebral como los troncos, son estructuras que nos enraizan, nos sostienen y nos conectan con nuestra esencia, creando un puente entre lo humano y lo natural.

El agua y el mar, como símbolos de flujo, cambio y conexión, también juegan un papel central en mi vida y en mi obra. A través de esta exploración, invito al espectador a reflexionar sobre sus propias raíces, su historia y su vínculo con la Tierra, revelando lo que realmente nos define.

Mi obra también cuestiona las etiquetas culturales, sociales y geopolíticas que moldean nuestra identidad, invitando a mirar más allá de lo visible para descubrir lo que realmente nos une. Exploro, además, la relación entre los ciclos de vida humanos y naturales, mostrando cómo lo ancestral y lo contemporáneo dialogan en constante transformación. En este proceso, destaco la fragilidad de los ecosistemas y nuestra responsabilidad como parte de ellos, creando un puente entre lo humano, lo natural y lo espiritual."

Más acerca de mi trabajo artístico.

Es una inmersión profunda en el origen de la vida y en la esencia femenina que la sostiene. A través de rostros femeninos y formas orgánicas que evocan huesos, células y otras partes del cuerpo, exploro la conexión entre lo físico y lo ancestral, entre la carne y el espíritu.

En mis obras, las líneas que se entrelazan hacen referencia al significado de la trenza, un peinado ancestral cargado de tradición. Estas líneas aluden al acto de atar y desatar, un proceso simbólico que implica descender y seguir un laberinto interno. Es un camino de renovación, de empezar a comprender lo que antes era desconocido, y de aceptar que los ciclos de la vida y la muerte no solo coexisten, sino que funcionan en simultáneo.

Represento el instinto natural y salvaje de la mujer, su poder inherente, su fuerza inquebrantable y su sensibilidad profunda, capturando la dualidad que la convierte en la creadora de vida y en la portadora del conocimiento cíclico de Vida-Muerte-Vida.

La figura femenina, en mi trabajo, toma múltiples formas, como lo hace la materia en el universo. Así como los cuatro estados de la materia —sólido, líquido, gaseoso y plasma— transforman la realidad, la mujer se manifiesta en diversas facetas. En su estado sólido, es la roca firme de la familia, la base inmutable de la existencia. Como líquido, fluye con gracia y adaptabilidad, moldeándose según las circunstancias. En este contexto, el ciclo menstrual de la mujer se relaciona con ese estado, donde la sangre simboliza el flujo vital y la capacidad de dar vida, integrando la transformación y el renacimiento.En su forma gaseosa, es libre, expansiva, y su espíritu no conoce fronteras. Finalmente, como plasma, es pura energía, el origen y la fuerza vital que da forma a todo lo que existe.

Pero la vida no puede entenderse sin la muerte. En mi arte, la muerte no es el final, sino una transformación necesaria, un paso hacia la renovación. La mujer, como la vida misma, es un ciclo eterno de creación, destrucción y resurgimiento. Cada trazo, cada curva en mis obras, busca capturar este ciclo, mostrando a la mujer en su estado más primitivo y poderoso, donde la vida y la muerte se entrelazan, dando lugar a nuevas formas y significados.